El poder de los mantras: entre lo sagrado y lo cotidiano
Una práctica antigua que sigue haciendo eco en la vida moderna

Dentro de las prácticas espirituales, hay algunas que simplemente tienen sentido para cada persona. A mí, por ejemplo, me funciona la meditación. Otra de mis prácticas favoritas es la repetición de mantras. Tal vez porque une la vibración del sonido con una intención profunda. Tal vez porque me ayuda a volver a mí y a conectarme con ese espacio en el que se abre la posibilidad de un momento-espacio de gracia. En esos momentos, encuentro respuestas o ideas que sé que vienen de algo más grande que yo misma, por eso atesoro y agradezco esos momentos.
Los mantras son fórmulas sonoras sagradas —palabras, sílabas o frases— que se repiten con fines espirituales, rituales o meditativos. Nacieron hace milenios en las tradiciones religiosas de la India (sobre todo en el hinduismo y el budismo), pero hoy los encontramos en sesiones de yoga, en listas de reproducción para dormir e incluso en aplicaciones de meditación.
¿Qué es un mantra?
La palabra mantra viene del sánscrito: man (mente) + tra (instrumento). Es decir, un “instrumento para la mente”. En la tradición védica, se considera que cada mantra tiene un poder específico, capaz de influir en la conciencia y abrir una vía hacia lo divino.
En el hinduismo, los mantras se dividen en:
Saguna: dirigidos a deidades con forma.
Nirguna: orientados a la divinidad sin forma.
Bija (semilla): mantras cortos como Om, que contienen energía concentrada.
El japa —la repetición de un mantra con un mala de 108 cuentas— es una forma común de practicarlo.
En el budismo, especialmente en el tibetano (Vajrayana), los mantras ayudan a cultivar cualidades iluminadas. Uno muy conocido es Om Mani Padme Hum, relacionado con la compasión.
¿Y cómo se usan?
Hoy los mantras se usan más allá de los templos. Están presentes en:
Meditaciones y yoga: para enfocar la mente.
Música devocional: artistas como Deva Premal los han llevado a escenarios del mundo.
Apps y plataformas digitales: que nos permiten usarlos desde el teléfono, en cualquier parte.
¿Y qué pasa con el cristianismo?
Desde una mirada católica, usar mantras no está prohibido si no contradicen la fe. Todo depende del sentido que les des. Personalmente, recuerdo que en mi adolescencia yo percibía algo semejante a los mantras cuando se rezaban los rosarios —en los novenarios en la iglesia o en los velorios— el ritmo de los rezos tenía algo hipnótico para mí. Repetir en coro diez padrenuestros, un avemaría... y volver a empezar. En ese entonces no sabía qué era un mantra, pero el efecto sobre mí era muy parecido a lo que ahora siento al escuchar o practicar mantras.
¿Cuál es la diferencia entre mantras y afirmaciones?
En el artículo pasado hablamos de las afirmaciones como herramienta para reprogramar la mente. Estas también se repiten, pero los mantras son algo diferente.
Las afirmaciones son frases positivas, personales, diseñadas para cambiar patrones de pensamiento.
Los mantras vienen de una tradición espiritual y no se modifican. Su poder está en su constancia y en su origen sagrado.
Algunos mantras que puedes explorar son:
Om (ॐ) – El sonido primordial del universo.
Om Mani Padme Hum – “La joya en el loto”, asociado con la compasión.
So Hum – “Yo soy eso”, unión con lo divino.
Gayatri Mantra – Una invocación a la sabiduría y la luz del sol.
Lokah Samastah Sukhino Bhavantu – “Que todos los seres sean felices y libres”.
Nam Myōhō Renge Kyō – Devoción al Sutra del Loto, usado en el budismo Nichiren.
Om Shanti Shanti Shanti – “Paz, paz, paz” a todos los niveles del ser.
Nota: Los enlaces son solo ejemplos para ilustrar cómo suenan los mantras, cada persona tiene que encontrar la frecuencia, ritmo y tono que le acomoda. En línea pueden encontrarse variaciones de cada uno. También hay muchos otros mantras qué explorar.
Cierro con esto
Los mantras no son solo sonidos antiguos. Son una práctica viva. Un puente entre lo eterno y lo presente. No necesitas saber sánscrito para empezar; solo abrirte a la experiencia de repetir con intención.
Espero que esta información te haya servido. Si quieres probar, empieza con uno. Repite. Siente. Escucha y observa lo que pasa.
Que la paz esté contigo, y también en ti.
— Hasta la próxima ✨